La casa es el lugar al que siempre se puede volver. El calor, el deseo, el descanso. Hay veces que el tiempo duele, te roba el reposo y te lanza fuera de todo. La casa es la conexión, volver al tiempo lento, sin prisas, a tener la posibilidad de perder toda una tarde averiguando cómo van los tornillos de esa dichosa mesa del Ikea mientras tienes un caldo de puchero en el fuego haciéndose lentamente. Es el silencio, a veces la soledad, algunas veces -cada vez menos con la edad y las responsabilidades- el aburrimiento. El tiempo pausado, reposado.... ¡Vivido al fin!
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