domingo, 15 de abril de 2012

¿Somos lo que hacemos?

Arranco la mañana de domingo leyendo un reportaje de Lucía González en elmundo.es sobre cómo sobrevivir al despido, una circunstancia por la que han pasado, pasarán (o pasaremos) miles de españoles en los próximos meses.

Diego Vicente, profesor de Comportamiento Organizacional de IE Business School, advierte en este reportaje que es habitual que el trabajador que se va al paro se suele quedar desorientado porque los seres humanos tendemos a confundir lo que hacemos con lo que somos. "Cuando le pides a alguien que se defina la gente lo hace por su puesto de trabajo. Cuando dejas de desempeñar ese empleo la primera pregunta es: ¿quién soy yo?", explica Vicente.

Esa pregunta, el plantearse quién soy en realidad yo, es muy potente, es una llave para bucear en uno mismo, en aquello que de verdad desea, que le gusta y que puede suponer un motor de vida más allá del trabajo y de lo que damos por supuesto sobre nosotros.

Nos identificamos con lo que hacemos y el lenguaje habla por nosotros. Yo soy periodista, suelo decir, pero esa afirmación no es cierta: yo trabajo como periodista y soy una persona completa con independencia de cómo me gano la vida.

A veces somos más personajes que personas y es más fácil que nos identifiquemos con lo que hacemos que con lo que somos, sobre todo si tenemos un trabajo con relumbrón social y que nos asegura ganarnos el cariño, el respeto o la admiración.

Hace un par de años me leí un libro del doctor Mario Alonso Puig, 'Reinventarse', en el que precisamente habla de cómo sacar a flote nuestra verdadero ser, nuestra esencia. Asegura este cirujano reconvertido a escritor de libros de desarrollo personal que esa reinvención no significa convertirse en alguien distinto a quien se es, sino sacar a flote nuestro verdadero ser.

"Es en este nuevo espacio de posibilidades donde afloran la creatividad, la sabiduría y la energía que transforman por completo nuestra experiencia, trayendo mayor serenidad, ilusión y confianza a nuestras vidas", asegura Puig, quien inicia el libro recordando la invitación que había en el Oráculo de Delfos, a la entrada del templo de Apolo, a adentrarse en una de las aventuras más fascinantes que el ser humano puede emprender: la de conocerse a sí mismo.

Igual peco de ingenua, pero estoy convencida de ese conocimiento de uno mismo puede ser una buena receta anti crisis: si estamos en contacto con quienes somos en realidad, cuáles son por ejemplo nuestros valores y cuál es nuestra misión en la vida, creo que es más fácil encontrar el camino para desarrollarse y para sentirse realizado como personas con independencia de lo que hagamos.

¿Quién soy yo? Una buena pregunta para hacernos durante una aburrida tarde de domingo.


En la RAE: ser2 (me quedo con esta segunda acepción).
1. m. Esencia o naturaleza.
2. m. Cosa creada, especialmente las dotadas de vida. Seres orgánicos. Seres vivos.
3. m. ser humano. Es un ser admirable. Seres desgraciados.
4. m. Valor, precio, estimación de las cosas. En esa palabra está todo el ser de la proposición.
5. m. Modo de existir.

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